LA NAVIDAD, TIEMPO DE PAZ Y DE TREGUA

Hoy, 25 de Diciembre, día de la Navidad, nació Jesucristo. Es un día de reflexion, de recogimiento con la familia, con los tuyos, en paz y con la satisfacción de poder estar con lo que siempre te apoyan con su fidelidad, en los buenos y en los malos momentos. La Navidad es por otra parte una fecha en las que hechas de menos, mas si cabe, a los que te faltan. Sinceramente, en las épocas navideñas nos envuelve una especie de bondad y solidaridad un tanto artificial, queremos aplacar la pobreza comprando unas postales de alguna ONG, felicitamos en muchas ocasiones a compañeros de trabajo, jefes, vecinos, conocidos, adversarios políticos y hasta familiares, a los que en verdad odiamos, en una actitud realmente hipócrita por nuestra parte. Cuando se aproximan estas fechas parece que decretamos una especie de tregua con el mundo que nos rodea, con aquello de "para cuando pasen las fiestas ya te arreglare", es decir, nos llenamos aparentemente de buenas y sanas intenciones, con el objetivo real de tomar fuerzas para volver a la carga contra ese mundo que nos rodea, por nuestra envidia, nuestro egoísmo o nuestro afán de poder. El mensaje y el sacrificio de Cristo no lo hemos sabido, o no lo hemos querido entender, por eso la vida es tan dura e injusta, especialmente con los mas débiles, los mas desfavorecidos, con los que menos tienen y con los que NO actúan con la maldad de los que triunfan a costa de humillar a los demás. Lamento ser tan pesimista en este día, pero nuestra sociedad esta terriblemente enferma y necesita de un tratamiento agresivo para curarla, en cualquier caso, Feliz Navidad a los hombres y mujeres de buena voluntad.

30 AÑOS DE LA CONSTITUCION ESPAÑOLA

En 1978 tenia 12 años de edad y tengo un lejano recuerdo de aquella intensa etapa de la llamada Transición, por aquel tiempo empecé a ir con mi padre a los actos de Fuerza Nueva, Falange Española de las JONS, FE (Independiente), MFE y de CEDADE. Eran, lo que se venia a llamar actos de "Afirmación Nacional" en los que el entusiasmo patriótico era contagioso entre los miles de personas que asistiamos a ellos. Todos tenían entre si un común denominador, el rechazo a lo que significaba la Constitución Española, que en palabras de Blas Piñar "era atea, abortista y rompía la unidad de España, con las autonomías separatistas". Hoy, sigo pensando que quienes decían aquellas duras palabras tenían una gran parte de razón. Luego, con el paso del tiempo, de mero espectador pase a participar en aquellos actos, bien como organizador, presentador o como orador, pero ante auditorios que se habían visto reducidos a unos pocos cientos de personas en el mejor de los casos, o unas pocas decenas en muchos otros. Tras estos 30 años, nuestras vidas han cambiado mucho, a España como dijo Alfonso Guerra "no la conoce, ni la madre que la parió", pero sigo teniendo una pequeña esperanza en que el pueblo español despierte algún día y recupere el sentido común y el espíritu revolucionario que ha caracterizado históricamente a nuestro pueblo. Mientras tanto, tenemos que luchar por mantener la unidad nacional, la justicia social y la libertad desde la exigencia del cumplimiento de la propia Constitución Española, aunque parezca extraño para algunos o para muchos. Eso si, para intentar afrontar una reforma en sentido opuesto a la que pretenden realizar otros y reconducir en la medida de lo posible la situación actual en la que se encuentra nuestra nación.